Buscar en la TyCE
Buscar en la CIDE



Revista TyCE / TyCE 6

Formación de Cuadros Medios para el Aparato Productivo de Bienes y Servicios

Grupo CPS

En el caso de América Latina, resulta indispensable promover un cambio de mentalidad social con el fin de que se reconozca que el saber hacer es, por lo menos, tan importante como el saber decir

1. ANTECEDENTES. BREVE REFERENCIA HISTORICA

En los países del Continente Latinoamericano, la formación de recursos humanos para el trabajo productivo o la capacitación, superación o actualización de aquellos que ya se encuentran incorporados a la fuerza de trabajo, -es decir, que forman parte de la población económica activa-, ofrece una problemática compleja y variada.

Conviene, para ubicar este importante aspecto de la vida en los países latinoamericanos, recordar, aun en forma muy breve, algunos antecedentes históricos de nuestro actual perfil cultural y de otras características de nuestra sociedad.

Ciertamente las grandes culturas mesoamericanas: maya, incaica y tolteca principalmente, influyen en forma significativa en la composición de nuestro moderno acervo cultural, matizándolo en algunos casos y dertimanándolo en otros.

Sin embargo, habremos de reconocer que la influencia de la cultura europea (más concretamente, la influencia de la cultura hel‚nica difundida por la vía romana, posteriormente, en el caso de América Ib‚rica por el conducto de España, la que recibimos durante tres siglos de colonia: en ocasiones a través de las Universidades, de los misioneros y las costumbres, y en otras impositivamente, ya que desde el idioma hasta la religión se convirtieron en imperativos de supervivencia para los nativos), determinan hoy por hoy, el perfil cultural latinoamericano.

El hecho es que la cultura iberoamericana que hoy se exhibe como componente fundamental de la nacionalidad de los Estados que constituyen el continente y también de la gran mayoría de los países isleños del Caribe o del Golfo de México, presenta un perfil de car cter occidental, específicamente español, con matices y contenido derivado de las grandes culturas indígenas.

Las primeras instituciones culturales de alto nivel académico: las universidades de Santo Domingo, de Lima, de México, y sucesivamente más, adoptan como modelo el Alma Mater de Salamanca, que indudablemente es una Universidad de humanidades, que no de ciencia ni mucho menos de tecnología No se trata, en este ensayo, de hacer una crónica de las universidades iberoamericanas que se fundan a partir del siglo XVI. Sin embargo, puede asegurarse que todas ellas siguen un modelo, el de Salamanca, el cual enaltece, pondera y aun sublima los estudios humanísticos, y desconsidera o subestima casi totalmente las disciplinas científicas y, mucho más, las técnicas.

A estos conceptos habremos de agregar hechos: la decadencia del sistema universitario español -que en realidad no es sino una parte importante de la decadencia del Imperio-, que se manifiesta ya con toda claridad a principios del siglo XVII y que se refleja en las colonias americanas tanto en lo político como en lo cultural, y muy especialmente en sus universidades.

Lo expuesto anteriormente permite asegurar que la aportación técnica y científicas de la época colonial en el continente latinoamericano fue extraordinariamente magra, ya que sólo por excepción algunas individualidades llegan a constituir valores reales y trascendentes en esos campos.

La actividad productiva por excelencia entre el siglo XVI y el siglo XIX inclusive, fue la minería. La agricultura, la ganadería y aun la pesca, solamente representan quehaceres subsidiarios que tenían por objeto alimentar a la fuerza de trabajo que explotaba los minerales preciosos del continente.

De ese esquema cultural escapan algunas excepciones, a veces en forma de individuos y en otras como instituciones de gran tradición y trascendencia.

Las universidades iberoamericanas fundadas a partir del siglo XVI siguen el modelo del Alma Mater de Salamanca, el cual enaltece, pondera y aun sublima los estudios humanísticos, y desconsidera o subestima las disciplinas científicas y, mucho más las técnicas.

Nadie puede negar, por ejemplo, la importancia de los estudios bot nicos y zoológicos; algunos otros en los campos de la medicina y la geología, que se originaron como manifestaciones de la inquietud científica en los países iberoamericanos.

Muestras de la anterior aseveración se tipifican en instituciones como el Real Seminario de Minas en México, fundación tardía dentro de la era colonial, ya que corresponde a la segunda mitad del siglo XVIII. Asimismo, las Escuelas de Medicina que surgieron en diversos países, y algunos Colegios de Ingeniería dedicados a especialidades dentro de las áreas geológicas o minera.

Es necesario reconocer que la sociedad colonial no alentó en forma alguna los estudios y trabajos de car cter científico o técnico salvo muy singulares excepciones que se han mitificado tratando, rom nticamente, de dar a la época colonial un contenido científico o técnico.

Las humanidades, en particular la teología, el derecho canónico y el derecho civil, absorbieron las mejores inteligencias y los grandes esfuerzos de la intelectualidad durante la colonia española.

Otros muchos factores, además de los ya mencionados, se suman a la pobreza tecnológica de América Latina:

En primer término, el menosprecio de la sociedad por toda aquella actividad que no fuera espiritual o intelectual, con la excepción de la milicia. El "saber hacer" nunca fue considerado una actividad que pudiera elevar la posición social del individuo, por lo que en ningún momento durante la época colonial llegó a constituir un recurso de permeabilidad social.

Puede decirse que la tecnología -el arte del saber hacer-, fue considerada, más bien, como un impedimento en el proceso de ascenso dentro de la escala social de aquel tiempo.

Estas características se proyectan a lo largo de los siglos y perduran con distintos matices e intensidades en el ámbito latinoamericano. Aún en nuestros días, muchas veces se considera más valioso el saber decir que el saber hacer.

El resultado de una conformación social como la descrita es la proliferación de las llamadas profesiones liberales, tales como el Derecho y la Medicina, y la multiplicación de las asociaciones y grupos literarios y políticos. En el mejor de los casos, da origen a eruditos en diversas ramas del saber que no aportan nuevos conocimientos al acervo universal.

"El técnico, y mucho más el artesano o el obrero calificado, son considerados como miembros de segunda y forman parte, axiom ticamente, de los estratos medios o inferiores de la sociedad".

De aquí, esa tendencia casi irrefrenable que prevalece en las familias latinoamericanas de pugnar porque todos sus hijos alcancen una licenciatura universitaria. Resulta significativo que aún hoy en los países de nuestro continente se identifique el término "licenciado" con el de abogado, y el de "doctor" con el de m‚dico.

Por otra parte, la revolución industrial de finales del siglo XVIII y, de manera muy importante la del XIX, ocurre, precisamente, en la época en que los países latinoamericanos se encuentran inmersos en su proceso de independencia. Como resultado de esta situación, se puede asegurar que la gran revolución industrial del siglo XIX fue casi totalmente ignorada por los países latinoamericanos.

Este breve bosquejo de las características culturales y sociales que prevalecieron durante la época colonial durante la primera parte de la independencia de los países iberoamericanos da lugar, en gran medida, a identificar e origen del subdesarrollo industrial que hoy vivimos.

Evidentemente las causas mencionadas no son las únicas, pero si se cuentan entre las más importantes, ya que originan una carencia de recursos humanos preparados para la producción; un menosprecio de la sociedad por todo lo que no sea elitismo intelectual, y propician las intervenciones extranjeras en forma de industrias de bienes, servicios y tecnología, subsidiarias de las metropolitanas, llegan a constituirse en pretexto para justificar agresiones abiertas de índole b‚lica.

A mediados del siglo XIX, los países latinoamericanos principian a tomar conciencia del cabal significado que tienen la ciencia, la tecnología y los recursos humanos preparados en una gama muy amplia de especialidades y disciplinas para la producción eficiente de bienes y para la generación de servicios indispensables en las estructuras económicas modernas.

Aún en nuestros días, con distintos matices e intensidades, en el ámbito latinoamericano muchas veces se considera más valioso el saber decir que el saber hacer.

La investigación científica y sus aplicaciones tecnológicas cobran en esa época influencia determinante, y se convierten en instrumentos de poder político y en sujetos principales del comercio internacional.

Los trabajadores calificados que a lo largo de la edad media fueron considerados como siervos y sujetos de explotación en la sociedad feudal, van agrup ndose paulatinamente en hermandades o cofradías y empiezan a definirse como uno de los principales e indispensables factores de la producción de bienes y de servicios. Por razones de justicia social o de car cter filantrópico, los gobiernos y los empresarios de los países desarrollados se preocupan por capacitar y calificar a los trabajadores, como fundamento de un aparato productivo eficiente, capaz de competir en los mercados internacionales.

Como en todas las organizaciones, en la del aparato productivo moderno surgen especialidades, niveles de mando, requerimientos de control, etcétera, y se da origen a conjuntos humanos org nicamente estructurados, capaces de actuar concertadamente para alcanzar el objetivo de un proceso productivo eficiente, lo que significa aportar al mercado demandante bienes y servicios cuya calidad y precio sea competitivos con los procedentes de otros productores, capaces, también, de ofrecer continuidad y oportunidad en la oferta, a través de un aparato distributivo y comercializador de amplia cobertura.

Aquí, no se pretende hacer un an lisis exhaustivo de la pir mide laboral (es decir, de los distintos grupos de recursos humanos calificados, todos ellos especializados y convenientemente agrupados en el ámbito de su "quehacer", sino destacar la importancia de uno de los grupos que forma parte del conjunto laboral y que en el aparato productivo moderno ha llegado a ser no sólo necesario sino determinante, en gran medida, de los índices de productividad que se alcancen.

Solamente por vía de claridad, diremos que la llamada pir mide laboral tiene una base formada por un número variable de trabajadores manuales no calificados, que constituyen una fuerza de trabajo potencialmente útil, pero que generalmente se convierten en sujetos de explotación y de inconformidad social, además de que inciden en forma negativa en los índices de productividad y dan lugar a un falso concepto de "mano de obra". En realidad este gran núcleo humano debería formar parte de un aparato productivo moderno, pero es un hecho que si en los países altamente desarrollados existe ese grupo de trabajadores sin calificación, -lo que se refleja en una carencia de capacidad productiva especializada y en la formación y crecimiento de los subocupados o francamente desocupados-, el fenómeno es extraordinariamente notorio en los países en proceso de desarrollo.

Sobrepuesto al grupo heterogéneo de trabajadores no calificados, cuyo número varía de país a país, viene lo que en verdad debe considerarse como el primer estrato de la pir mide laboral, que corresponde al de los trabajadores calificados que se caracterizan por haber alcanzado una gran habilidad y coordinación para utilizar manualmente herramientas y máquinas herramienta. En seguida está el conjunto llamado mandos intermedios, al que se dedica particular importancia en este ensayo, y cuyas funciones son las de coordinar el trabajo de los trabajadores calificados, supervisarlo, hacer cumplir las normas de calidad y otra serie de funciones derivadas de los programas de trabajo y de los acuerdos generales que adoptan los mandos superiores, técnicos y administrativos. Los mandos medios son también el instrumento de comunicación permanente entre los mandos superiores y los trabajadores calificados.

Complementando la pirámide laboral se encuentran los llamados mandos superiores, los niveles ejecutivos y, en ocasiones, los mandos corporativos.

En el caso de nuestros países latinoamericanos la formación de una pirámide laboral equilibrada ha resultado excepcionalmente difícil, ya que por las razones históricas apuntadas y de coyuntura o circunstancia, se han producido o se han provocado círculos viciosos difíciles de romper.

Gran parte de la calificación de un trabajador se logra en el medio de trabajo, en la industria o la empresa, y si no existen industrias o empresas carece, aparentemente, de sentido calificar trabajadores para un aparato productivo inexistente.

Dicho en otros términos: no hay recursos humanos preparados, porque no existe un aparato productivo que los absorba, y éste no se desarrolla debido, en gran medida, a la falta de recursos humanos. Lo mismo que se dice de los trabajadores, puede aplicarse a los mandos intermedios y a los términos superiores.

Es frecuente en nuestros países observar la frustración de los recursos humanos que han sido preparados para incorporarse al aparato productivo y que después de un gran esfuerzo para alcanzar una formación profesional especializada, no encuentran ubicación idónea y caen en la subocupación o en el mal uso de sus conocimientos y habilidades.

Lo que es un hecho, inobjetable, es que nunca ser posible crear y desarrollar un aparato productivo eficiente si no se cuenta con recursos humanos capaces.

Por otra parte, dentro de este breve análisis es necesario mencionar que la capacidad de producción en los que hoy son países desarrollados -consecuencia de la concertación de tecnología, de recursos humanos altamente calificados, de bienes de capital, de recursos financieros, de un aparato de comercialización nacional e internacional y de una infraestructura de transporte y comunicaciones- se logró, en gran medida, mediante procedimientos que resultan inasequibles para los países latinoamericanos.

Sin afán de crítica, y solamente a título de breve reseña histórica, conviene recordar que gran parte del aparato productivo de los hoy países desarrollados se formó siguiendo procedimientos que en nuestra época son calificados como antisociales y claramente inaceptables, ya que atentan o violan los derechos humanos.

Entre tales procedimientos cabe mencionar la explotación del hombre durante toda la Edad Media y parte de la edad moderna, que dio como resultado la acumulación de grandes capitales transformados posteriormente en bienes de capital, origen de las plantas productivas modernas y también de la formación de grupos de trabajadores insatisfechos por carecer de los más elementales satisfactores.

Frente a la inconformidad de esos grupos, a su asociación en cofradías, en hermandades y posteriormente en modernos sindicatos, se elimina la explotación interna en los países industrializados y se pasa a la explotación externa de los grupos humanos de otros países incapaces de defenderse.

Tenemos que reconocer que la conquista y el saqueo, que en ocasiones llegaron a alcanzar el car cter de actos de lesa humanidad y de genocidio, constituyeron también medios de enriquecimiento de los hoy países desarrollados.(1)

(1) S.F. Cook y W. Borah, Essays in Population History: Mexico and the Caribbean, University of California Press, 1971. p. 82.

Todo este cúmulo de barbarie y ambición permitió a los países llamados civilizados reunir los bienes de producción que, junto con su extraordinario desarrollo científico y tecnológico, hoy en día los mantiene en posición de seguir explotando a las tres cuartas partes del g‚nero humano, de controlar y usufructuar los mercados, y de poseer la mayoría de los recursos financieros del orbe.

Se reconoce en nuestra época que la posibilidad de producir bienes o de generar servicios eficientemente, se apoya en un conjunto de elementos:

En primer término en lo que hemos llamado tecnología, que es la aplicación al "saber hacer" del conocimiento científico. Por lo tanto, se requiere de una organización o infraestructura que genere conocimiento científico ordenada y permanentemente, ligada al aparato productivo de bienes y servicios, para que esos conocimientos sean transformados en tecnología.

Es necesario contar con recursos humanos especializados, en una gama cada vez mayor de conocimientos, disciplinas y habilidades.

Resulta indispensable disponer, asimismo, de un aparato financiero con recursos suficientes para apoyar los procesos de producción y de comercialización de los bienes y servicios.

Particular importancia adquiere en nuestra época un aparato de comercialización altamente eficiente, que opere en los mercados mundiales.

La capacidad de producción en los que hoy son países desarrollados se logró, en gran medida, mediante procedimientos que resultan inasequibles para los países latinoamericanos.

Todo esto se traduce en el imperativo de contar con recursos humanos preparados, que en conjuntos ordenados y armónicos, llamados pir mides laborales, concurran en el objetivo común de la producción de bienes a la generación de servicios, cuyo precio y calidad, la cuantía y oportunidad de su oferta, la continuidad de su presencia en los mercados y su constancia en calidad, los haga competitivos ventajosamente con los procedentes de otros países.

LA PIRAMIDE LABORAL

En las páginas anteriores nos hemos referido a la forma en que los recursos humanos capacitados y especializados deben agruparse dentro de la sociedad moderna, para llegar a constituir un grupo productivo de alta eficiencia.

Conviene, sin embargo, abundar en algunos aspectos y características de quienes integran cada uno de los estratos de esa pir mide formada por recursos humanos, y de las relaciones cualitativas y cuantitativas que existen o deben existir entre el nivel que nos ocupa en este trabajo -los cuadros medios- y los otros componentes del conjunto.

En primer término, habremos de mencionar que el cuadro medio, profesional técnico de nivel medio superior, representa en el aparato productivo moderno un elemento indispensable.

De hecho, muchos de los países latinoamericanos han carecido de esta clase de especialistas a lo largo de su historia. Salvo casos excepcionales, aun en nuestros días se resiente una falta casi total de este tipo de recursos humanos. Desgraciadamente, la mayoría de los países de la región aún no han desarrollado infraestructuras para su formación, actualización y superación.

La situación descrita trae como consecuencia que ante un aparato productivo que cada día exige con mayor urgencia recursos humanos capaces de integrar un conjunto org nico, operativo y eficiente, se ha recurrido a echar mano de la relativa abundancia, existente en alguna disciplina más o menos a fin en conocimientos o en nombre a los que determina el perfil de un especialista de nivel medio.

Es así que vemos a m‚dicos trabajando como radiólogos o instrumentistas de quirófano, substituyendo en forma poco eficiente a los técnicos y a las enfermeras; ingenieros civiles como sobrestantes o capataces de obra; biólogos como analistas de laboratorio; economistas en posiciones menores de proceso o de control de calidad, etc.

Independientemente del costo exagerado que resulta el utilizar personal que tiene un nivel de licenciatura en substitución de profesionales de nivel medio, también es cierto que la preparación y los conocimientos especializados de un técnico, formado para realizar determinados trabajos dentro del aparato productivo, son muy superiores a los que en esos campos puede tener una persona con formación de licenciado en alguna profesión.

Por éstos y otros motivos, se puede afirmar que un trabajador calificado no es substituible por un profesional técnico de nivel medio, y que tampoco este último puede ser reemplazado eficientemente por un técnico de nivel superior, en cualquier especialidad.

El perfil de los integrantes de cada uno de los niveles o estratos que conforman la pir mide laboral está perfectamente definido por las exigencias de la producción de bienes o de la oferta de servicios. Así como resultaría absurdo tratar de operar una empresa con tecnología inadecuada u obsoleta, es también inaceptable pensar que se puedan alcanzar índices de productividad competitivos en los mercados mundiales sin contar con los recursos humanos adecuados.

VINCULACION CON EL SECTOR PRODUCTIVO

Infortunadamente, en muchos países de América Latina se llegó a pensar que era responsabilidad exclusiva de los gobiernos, y en particular de los organismos educativos de éstos, formar los recursos humanos para el trabajo, así como también perfeccionar, superar o capacitar aquellos que forman la población económicamente activa.

La realidad es que en todos los países industrializados la formación de trabajadores calificados y de profesionales técnicos, así como la especialización de los técnicos superiores para integrarlos al aparato productivo, corresponde a las empresas, con la colaboración de las escuelas, universidades y centros de investigación.

Ello, sin dejar de reconocer que una parte importante de cada uno de esos grupos tiene como antecedente una formación escolar de car cter general que le permite acceder a la especialización.

Se puede afirmar que un trabajador calificado no es sustituible por un profesional técnico de nivel medio, y que tampoco este último puede ser reemplazado eficientemente por un técnico de nivel superior, en cualquier especialidad.

Lo expuesto es particularmente cierto trat ndose de obreros calificados y de profesionales técnicos, pero aun en el caso de los mandos superiores, técnicos y de investigadores se requiere el decidido apoyo del aparato productivo para lograr resultados satisfactorios.

La tendencia a responsabilizar a los gobiernos de la formación de los recursos humanos para el trabajo sin la participación del sector empresarial, ha originado un fenómeno de graves consecuencias: La desvinculación entre el medio formativo y el sector que finalmente absorbe y utiliza los recursos humanos capacitados.

La vinculación entre formadores y empleadores es condición sine qua non para conseguir resultados satisfactorios en la integración de un conjunto laboral productivo. Sin embargo, es necesario, definir lo que se entiende por vinculación, ya que en múltiples ocasiones en nuestros países se ha mal interpretado el término, d ndole el significado mucho más limitado de "relación".

Desde el punto de vista que nos ocupa, es decir, de la formación de cuadros medios para integrarlos al aparato productivo de bienes y servicios, la relación entre quienes los forman y aquellos otros que los emplean se establece mediante el intercambio de puntos de vista, de ideas, de coincidencias, de programas, de necesidades y aun de la definición de una problemática que afecta a ambas partes.

No obstante, el establecimiento de relaciones no implica más decisión que una manifestación de coincidencia o discrepancia tem tica, y de ninguna manera constituye una vinculación. Simplemente se establece comunicación y es posible que se estrechen lazos de cordialidad, lo que no deja de ser un antecedente necesario para llegar a una verdadera vinculación.

Esta, en realidad, llega a darse cuando se satisfacen las siguientes condiciones:

- Que exista una base común de objetivos, declarada y aceptada.

- Que exista un compromiso formal de trabajar conjuntamente para lograr tales objetivos.

- Que ambas partes comprometan recursos económicos y humanos para el logro de tales objetivos.

- Que se acepte la corresponsabilidad de los resultados.

- Que la administración de los programas aprobados por ambas partes quede a cargo de grupos mixtos.

De no darse estas condiciones se podrá hablar de relaciones entre el sector formativo de recursos humanos y el sector productivo, pero evidentemente no se habrá establecido la vinculación.

Para lograrla, es necesario que tanto los empresarios como los responsables de los organismos de formación de recursos humanos para el trabajo y de capacitación de los que ya se encuentran incorporados al aparato productivo, acepten que se trata de una labor conjunta: que en ella debe concurrir la experiencia de los industriales y, en general, de los empresarios, la capacidad de los educadores, y los recursos humanos y financieros de ambas partes.

Otro de los errores que se ha presentado en el proceso formativo de recursos humanos para el trabajo es llegar a pensar que existe una correlación directa e invariable entre el gasto y la inversión que se destina al sector educativo, y el número y calidad de los recursos humanos que resultan como consecuencia de ese esfuerzo.

Es innegable que en términos generales se puede asegurar que todo gasto o inversión educativos repercute favorablemente, en mayor o menor escala, en el sector productivo y esta afirmación es particularmente v lida cuando tales recursos de inversión se destinan al sistema de formación o actualización de los recursos humanos que integran la pir mide laboral.

Sin embargo, conviene insistir en que el recurso financiero es necesario, pero no suficiente, para crear una infraestructura idónea capaz de formar los hombres preparados y eficientes en cantidad adecuada para respaldar al aparato productivo.

Sobre este punto podría decirse que hasta la fecha, y pese a los múltiples estudios que sobre la materia han sido realizados, no se ha podido establecer una correlación matem tica, el equivalente de una matriz de insumo producto o una relación costo beneficio, entre lo invertido en formar el personal que requiere el sector productivo y el incremento en la producción y en la productividad.

Es erróneo pensar que existe una correlación directa e invariable entre el gasto y la inversión que se destina al sector educativo, y el número y calidad de los recursos humanos que resultan como consecuencia de ese esfuerzo.

Cabe reiterar, no obstante, que inversión y gasto en educación y en formación, por una parte, y, por otra, el incremento en la producción y en los índices de productividad, son dos factores vinculados e inseparables, aunque no podamos establecer una relación precisa entre el los.

En lo que concierne al perfil que define la personalidad de un profesional técnico que formar parte de los cuadros medios, empezaremos por reiterar la necesidad de que, en gran medida, ese perfil se adecúe a las características del aparato de producción regional o local.

Sobre este punto debe aclararse que los mandos intermedios no son solamente instrumentos indispensables para mantener en operación la planta productiva, sino que deben influir, e influyen determinantemente, en la formación y superación de los trabajadores calificados; en evitar la obsolescencia de los procesos y equipos, y en general son valiosos instrumentos para conservar el aparato productivo actualizado en todos los aspectos.

De aquí que, si bien es necesario y conveniente que en la formación de profesionales técnicos de nivel medio las estructuras curriculares de los programas de estudio y formación faculten al futuro técnico para incorporarse de inmediato a la planta productiva, local o regional, resulta también indispensable que en su preparación se incluyan conocimientos generales de avanzada tecnología que le den posibilidades de influir positivamente en el proceso de modernización del aparato productivo.

COMPOSICION CUANTITATIVA Y CUALITATIVA DE LA PIRAMIDE LABORAL

La integración de un conjunto humano destinado a producir eficientemente cierto tipo de bienes o a generar determinados servicios, resulta cada vez más complejo en virtud de distintas razones; entre el las:

a) Para su producción, los bienes que demanda la sociedad moderna exigen tecnologías muy variadas, en evolución constante; procesos de elaboración cada vez más complicados; instalaciones, equipos, herramientas, máquinas, herramienta y aditamentos de gran diversidad y complejidad.

b) El costo y la calidad de la producción deben ser altamente competitivos, ya que deber concurrirse a una mercado en el que el número de oferentes altamente calificados es cada vez mayor. Por otra parte, se ha convertido en un requisito indispensable la intercambialidad de partes o de subensambles, ya que de otra forma seria imposible ofrecer servicio a los bienes vendidos.

c) Aun en la producción de satisfactores tradicionales, -como son alimentos, vestido, vivienda, etc.-, el avance tecnológico ha dado como resultado que aquellos países que no han incorporado en la fabricación de estos bienes las tecnologías de avanzada, los equipos necesarios y, sobre todo, los que no han podido formar o capacitar recursos humanos, quedan fuera de competencia.

El fenómeno de escasez o carencia de recursos humanos preparados para integrar los mandos medios en el sector primario, particularmente en el agrícola, es responsable en buena parte de la obligada política de subsidios para alentar la producción en este campo.

En la producción de alimentos, -bien sean de origen marino, agrícola o ganadero- el profesional técnico de nivel medio es un factor de gran importancia, ya que de no contarse con este tipo de especialista resultan inútiles las inversiones que se realizan en equipos modernos y prácticamente imposible el uso de las tecnologías que durante las últimas décadas han incrementado los rendimientos de la tierra y la capturen en la pesca, sin dejar de considerar los grandes avances biogen‚ticos que en cierta medida determinan en nuestra época que la ganadería se convierta en una actividad competitiva y rentable.

La breve exposición realizada explica el por qué de la multiplicación generalizada de los programas o currícula de estudio y de formación de los cuadros medios, que además de estar obligados a adquirir una preparación que satisfaga los requisitos del aparato productivo local o regional, deben contener elementos informativos de los avances tecnológicos y también, lo que resulta extraordinariamente importante, un contenido cultural y humanista que dé al profesional técnico la posibilidad de desenvolverse adecuadamente en las diversas actividades sociales que se ve obligado a desempeñar, tanto profesionalmente como en su actividad personal o familiar.

Aún en la producción de satisfactores tradicionales, el avance tecnológico ha dado como resultado que los países que no han podido formar o capacitar recursos humanos quedan fuera de competencia.

Por otra parte, nunca estar de más insistir en complementar la preparación de los profesionales técnicos de nivel medio con una formación ética en lo profesional, en lo individual y en lo social.

Es necesario recordar lo que se dijo en la parte introductoria de este trabajo: el repudio, -o por lo menos la falta de aceptación- que la sociedad latinoamericana ha manifestado tradicionalmente por todo aquello que no sea elitismo, intelectual, cultural, artístico o espiritual, independientemente de su utilidad.

Este fenómeno, -la falta de reconocimiento social al papel de los profesionales técnicos- es uno de los factores que han dado como resultado que en los países latinoamericanos la juventud prefiera y propenda inevitablemente a obtener un título de licenciatura, que resulta altamente oneroso para la sociedad y para el Estado, no sólo por el costo de la formación sino por la inutilidad e improductividad de la inversión.

La gama tan diversa de actividades productivas que se realizan en la sociedad contempor nea, con requisitos múltiples en lo que toca a tecnología, da como resultado que la pir mide laboral se integre en lo cuantitativo y en lo cualitativo de muy diversas formas:

Ya no es posible afirmar, como hace unas cuantas décadas, que por cada técnico de nivel superior deberían participar en el conjunto de recursos humanos productivos aproximadamente cinco de nivel medio, y que por cada uno de estos últimos aproximadamente treinta trabajadores calificados.

En los procesos de producción que utilizan tecnología de avanzada disminuye notoriamente el número de trabajadores calificados, para incrementar también de manera importante los cuadros medios, los superiores y dar origen a un nuevo estrato, permanente ya en la industria moderna, que es el de los científicos que realizan investigación aplicada.

Por otra parte, en las industrias de baja tecnología, que generalmente coinciden con las llamadas de alta densidad de mano de obra, la base de la pir mide aumenta y los mandos superiores disminuyen.

Sobre este tema: la integración cualitativa y cuantitativa de la pir mide laboral o productiva, existen estudios de gran valor realizados por distintas personas o instituciones.

En particular, se recomiendan los siguientes trabajos:

1. Diagnóstico de Recursos Humanos de Entidades Federativas de la República Mexicana Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica. 10 tomos, México.

2. Diagnóstico de Cuadros Medios (documento elaborado como apoyo para obtener el préstamo del Banco Mundial). Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica, México.

3. Occupational Structures of Industries. Manuel Zymelman. Education Department The World Bank, Washington, D.C. USA.

CONCLUSIONES

1. Dentro del aparato productivo moderno, los recursos humanos preparados constituyen un elemento insustituible.

2. La formación de recursos humanos para el trabajo productivo y la actualización o capacitación de aquellos que forman la población económicamente activa de un país constituyen algunos de los principales factores para vencer el subdesarrollo y para abatir los índices inflacionarios.

3. Dentro de la pir mide laboral, los cuadros medios constituyen tanto un instrumento indispensable para lograr un proceso productivo eficiente cuanto elementos para supervisar al grupo de los trabajadores calificados. Constituyen, asimismo, el medio de comunicación entre los mandos técnicos superiores y los trabajadores calificados.

4. Resulta indispensable que en el medio social de América Latina se da al profesional técnico los incentivos económicos adecuados y se le brinde la debida aceptación social, ya que de otra forma resultar muy difícil lograr aspirantes en número suficiente para este importante grupo de la pir mide laboral.

5. Los profesionales técnicos de nivel medio deben formarse en contacto permanente con el sector productivo.

No pueden ser el producto exclusivo de procesos escolarizados sin la colaboración de industriales, empresarios y, en general, sin que las personas y organismos responsables de la producción intervengan en el proceso formativo y se corresponsabilicen de los objetivos y de los resultados, estableciendo una verdadera vinculación entre las infraestructura de educación y formación y el aparato de producción de bienes y servicios, nacional y socialmente necesarios, y no una mera relación.

6. Es responsabilidad principal del aparato productivo la formación de sus recursos humanos, su actualización y superación, y no es posible persistir en la idea de que compete solamente a los organismos de gobierno la responsabilidad total de proporcionar la formación de estos recursos.

7. Es a los industriales -y en general a los empresarios, a los sindicatos, a los ministerios o secretarias de industria y de trabajo, con la colaboración de los responsables de la educación a quienes debe responsabilizarse de crear la infraestructura formativa de recursos humanos para la producción, particularmente en los niveles de trabajadores calificados y de profesionales técnicos.

8. Con todo lo expuesto se quiere significar que no es competencia ni responsabilidad exclusiva de los Ministerios de Educación instrumentar los programas formativos de personal para el trabajo productivo, sin dejar de reconocer y recomendar que el sector educativo participe, en calidad de supervisor y para definir algunos aspectos del contenido curricular, principalmente en lo que toca a la formación humanística de los futuros profesionales técnicos.

Concluiremos este ensayo destacando que en el caso de América Latina resulta indispensable promover un cambio de mentalidad social, con el fin de que se reconozca que el saber hacer es, por lo menos, tan importante como el saber decir.

Que nuestros países no podrán salir del subdesarrollo industrial, y en general económico, si no cuentan con recursos humanos debidamente preparados; pero que dentro de ese conjunto llamado pir mide laboral, el profesional técnico de nivel medio determina, en gran medida, la capacidad productiva de un país.

BIBLIOGRAFIA

1. Diagnóstico de Recursos Humanos de Entidades Federativas de la República Mexicana. Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica. 10 tomos.

2. Diagnóstico de Cuadros Medios (documento elaborado como apoyo para obtener el préstamo del Banco Mundial). Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica.

3 Occupational Structures of Industries. Manuel Zymelman. Education Department. The World Bank. Washington, D.C. U.S.A.

4. The World Bank. Republic of Portugal. Staff Appraisal Reporte 1/Education Project.

5. México 1976. Banco Nacional de Comercio Exterior, S.A. S.F. Cook y W. Borah. Essays in Population History: Mexico and the Caribbean, University of California Press, 1971. p. 82.

Califique este artículo:
 

 <Anterior 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 Siguiente> 

 
2 La Red Satelital de Televisión Educativa EDUSAT. El papel de la investigación para su desarrollo efectuado en el año 1999, por la Dirección de Investigación y Contenidos Educativos (DICE) del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE), organismo internacional con sede en México, D.F., para conocer por encargo de la Secretaría (Ministerio) de Educación Pública (SEP) de México, el impacto y alcance del Sistema Satelital EDUSAT con más de 16 canales televisivos dedicados a educación escolar en todos sus niveles de enseñanza (desde preescolar hasta posgrado), la formación continua, profesional y formación docente, así como la divulgación de la ciencia y tecnología, y difusión de la cultura y las artes, Ávila, P. (1999).
1

Al igual que en España, la programación educativa de la Televisión Española (TVE) inició su emisión de forma regular en junio de 1961, el uso educativo de la televisión se desarrolla entre los años 60 y 70 en casi todos los países del mundo bajo el impulso de la UNESCO, como organismo que instó e impulsó a sus estados miembros a aprovechar este medio de comunicación de masas para ofrecer igualdad de oportunidades en la educación para todas las personas. Se trataba asimismo de erradicar el analfabetismo, elevar la calidad de la formación y acceder a mejorar los niveles de conocimientos científicos, culturales y artísticos. Sevillano, M. (2000).

3

Desde los años 70 y en diversos países latinoamericanos, se desarrollan fundamentalmente experiencias que pretenden explorar la recepción televisiva y/o, al mismo tiempo, ver cómo afecta el consumo de televisión a la vida cotidiana de los telespectadores. Dos experiencias como las de Guillermo Orozco en México o de Valerio Fuenzalida y María Elena Hermosilla de CENECA en Chile, parten de procesos educativos integrales que fomentan la recepción activa de los telespectadores. Frente a los estudios convencionales, de carácter cuantitativo, se pretende la implicación del telespectador a través de la autoexploración de hábitos de consumo televisivo y la propuesta de diversas dinámicas de grupo muy relacionadas con el juego y la creatividad. El desarrollo de esta nueva metodología de investigación de audiencias llegó a promover la figura de los denominados educomunicadores, que son a la vez investigadores y dinamizadores de la recepción crítica y activa por parte de las audiencias. Véase: Orozco, G. (1996) y por otro lado veáse Fuenzalida, V. y Hermosilla, M. (1990), así como Fundación Honrad Adenauer, (1991).

4

La Televisión Educativa Iberoamericana. Evaluación de una experiencia. Martínez Sánchez, F. (1998). Este estudio revisó el funcionamiento e impacto del Programa de Cooperación de las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y Gobierno creado en 1992 y enmarcado dentro de las acciones de su Asociación gestora, la ATEI (Asociación de Televisión Educativa Iberoamericana).

4

La Televisión Educativa Iberoamericana. Evaluación de una experiencia. Martínez Sánchez, F. (1998). Este estudio revisó el funcionamiento e impacto del Programa de Cooperación de las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y Gobierno creado en 1992 y enmarcado dentro de las acciones de su Asociación gestora, la ATEI (Asociación de Televisión Educativa Iberoamericana).

5 Ibíd op. cit. 4.
6

¿Cuáles son las características, las peculiaridades de la televisión educativa? ¿Qué la hace tan diferente de otras modalidades de televisión? Habría que comenzar reconociendo que no existe una modalidad, un formato, o un género televisivo puro al que se le pueda colgar el rótulo de educativo salvo en la primitiva época de la televisión escolar. Sin embargo, está comprobado que ya sea una telenovela, un noticiero o un reality tan de moda durante los últimos años, pueden ser emitidos y usados con fines pedagógicos. Por eso quizá hay cierto tipo de televisión que por consenso suele llamarse cultural, educativa o escolar y sus características propias van más allá de estructuras o propuestas formales, ya que más bien se expresan en las audiencias a quien se dirigen. Informe Aproximaciones a la Televisión Educativa. Equipo de asesores pedagógicos de televisión educativa del Ministerio de Educación Nacional de Colombia. Bogotá, 2004.

7 Ibíd. op. cit. 8
8

No hay que olvidar que, desde su nacimiento, casi todas las experiencias de la televisión educativa que se han desarrollado en el mundo, han sido iniciativas públicas o sociales, a cargo de presupuestos gubernamentales y bajo la orientación y estructura institucional de los propios estados nacionales.

9

Cada uno de estos países, viviendo diferentes desarrollos y aplicaciones en la producción y utilización de la TV educativa, ha logrado un cierto desarrollo de sobra conocido en el campo de la cultura y la divulgación del conocimiento científico o artístico, dentro de la llamada educación informal. Pero también existe en estos países ejemplos muy relevantes de la utilización de la televisión como base de materiales didácticos o intruccionales que sirven tanto para el apoyo fundamental de la enseñanza formal, como sobre todo en la no formal y dentro de los distintos sistemas de educación abierta y a distancia. Es el caso de Telescola en Brasil, o la Telesencundaria y el Telebachillerato en México, donde se atiende a más de 700,000 alumnos al año en las distintas zonas rurales y urbanas más marginadas del país.

10

Se habla, más allá de los pasados conceptos teóricos de las industrias y mercancías culturales como objetos simbólicos y de producción o consumo masificado, de nuevos servicios agregados para la comercialización plena de las industrias de la información, pero sobre todo como los valiosos y estratégicos productos que serán necesarios para la actual y futura expansión de las industrias del conocimiento, pilares esenciales de los nuevos recursos económicos y formas sociales de la civilización posindustrial del siglo XXI.

19

Las televisiones públicas –la 2 de TVE y particularmente los segundos canales autonómicos– son el lugar preferente de ubicación de las emisiones educativas de la televisión, y con alrededor en 2006 de 1,000 horas anuales, pero muy por debajo de las 7,000 de informativos y cerca de 4,500 de magazines y series extranjeras respectivamente. De hecho, la 2 de TVE acumula aproximadamente un tercio de la oferta de televisión educativa de España, aportando entre 300 y 400 horas anuales. Ibíd. op. cit. 19

Grupo CPS

El GRUPO CPS es un Centro de Procuración y Servicios que con frecuencia apoya externamente al ILCE con investigaciones y asesorías relacionadas con los diversos proyectos en desarrollo, dada la amplia experiencia de sus integrantes en la investigación, legislación, administración y docencia en el mundo educativo.